Problemas de salud específicos de las razas de perros y gatos de cara chata o braquicéfalos.
¿Por qué hay personas que no se pueden resistir a los perros y gatos de cara chata? La razón es simple, les parecen adorables, por lo que se ha potenciado esta característica en muchas razas. Sin embargo, detrás de esta conformación puede haber problemas serios en los que no se suele pensar y que pueden poner en riesgo el bienestar de estos animales.
Los expertos llaman a los perros y gatos con cara chata braquicéfalos, un síndrome que hace referencia a unas anomalías anatómicas que desembocan en un cráneo más ancho y corto de lo normal.
Las razas caninas braquicéfalas más conocidas son los diferentes tipos de bulldogs, el shih tzu, cavalier king charles spaniel, pequinés, bóxer, dogo de burdeos, bullmastiff, lhasa apso o american bully. El ejemplo más claro es el del bulldog inglés, cuya esperanza de vida es cortísima y con numerosos problemas de salud asociados a ese aspecto que nos llama tanto la atención y hemos potenciado.
¿Qué ocurre con los gatos? La primera raza que nos vendrá a la cabeza es el gato persa. Pero, también podemos incluir al gato exótico de pelo corto, el birmano o el himalayo.
¿Cuáles son los problemas que afectan a los animales con braquicefalia? Los principales son la dificultad para respirar, la imposibilidad para controlar la temperatura, ronquidos, mayor sedentarismo debido a que se cansan mucho más al hacer ejercicio, dientes deformados, vómitos frecuentes, problemas cardíacos, mayor riesgo ante procesos anestésicos y menos esperanza de vida…
Con ellos es imprescindible limitar la actividad física, poner especial cuidado en prevenir los golpes de calor, no sobreexcitarlos, usar preferiblemente arnés en lugar de collar y limpiar y vigilar ojos y dentadura.
Esto afecta a la calidad de vida de estos animales, que se consideran bonitos, pero que en muchos casos tienen serios problemas de salud que comprometen su vida. No poder respirar puede ser agónico, roncar al dormir les impide descansar bien y el sedentarismo les lleva a una obesidad que les provoca otros problemas.
No se puede revertir que un perro o gato sea braquicéfalo, pero sí puede haber tratamientos, algunos quirúrgicos, ante sus problemáticas. Además, es obligado ser consciente de sus limitaciones, extremar su cuidado y contar con el veterinario como mejor aliado.